En estos instantes estamos seguros que vivimos constantemente en momentos históricos en el mundo, en el cual más allá de las guerras, de las supercarreteras informáticas, de la realidad virtual, y de la globalización, visualizamos a nuestro lado y cada día, un gran número de niños, niñas, jóvenes, adolescentes, familias y comunidades que se gestan, nacen, viven y mueren en la pobreza, en el analfabetismo, en el desempleo y la violencia; o sea, en condiciones de adversidad psicosocial severa.
Es así como, el concepto de resiliencia no es nuevo en la historia. En la Biblia, Job, se sobrepone a la pérdida de todos sus bienes materiales; la adolescente Ana Frank, logra continuar su desarrollo adolescente aislada del mundo, durante la guerra nazi, hasta que es asesinada.
Los pueblos en su sabiduría histórica lo han simbolizado en ciertas frases como:
Hacer de tripas corazón
No hay mal que por bien no venga
Sacar fuerzas de flaqueza
Las diversas religiones apuestan a la resiliencia de los creyentes, cuando prometen que: “de los pobres, será el reino de los cielos”.
La resiliencia, es entendida como "la capacidad que tienen algunas personas de atravesar situaciones de crisis o de adversidad, superarlas y salir fortalecidos transformándose positivamente”, ya que se desarrollan las potencialidades genéticas, biológicas y sociales que el ser humano posee, (afectividad, inteligencia, creatividad, etc.), apoyado en condiciones favorables desde punto de vista biológico, educativo, cultural, económico y social.
El concepto de resiliencia (o facultad de recuperación) implica dos componentes:
La resiliencia frente a la destrucción: que es la capacidad de proteger la propia integridad ante las presiones deformantes
Y la capacidad para construir conductas vitales positivas pese a las circunstancias difíciles.
El origen de la resiliencia se remonta al inicio de la humanidad, expulsados del paraíso terrenal Adán y Eva, donde ellos tuvieron que demostrarla para sobrevivir. Su aparición en la Ciencias Humanas es reciente. Los pioneros en trabajar sobre este tema son los países Anglosajones y luego aparece en los países francófonos y en Latinoamérica.
Cuando se habla de cambio y adversidad, sobre acontecimientos, se refiere a todo tipo de entorno: el empresarial, el social, el familiar, etc. Es así, como el mundo nos está mostrando que la adversidad y la incertidumbre son materia prima de todos los días. La violencia, la globalización, las nuevas tecnologías, la falta de empleo… la falta de valores. Todo esto trae diferentes problemas sociales y de salud en los individuos. Ya que debemos estar atentos a estos cambios y actuar en consecuencia para hacer el diario vivir algo más confortable.
Surge de tres áreas interrelacionadas con la resilencia: la individual, la familiar y un contexto social amplio:
Resilencia Individual: es conocida como el potencial humano que permite emerger de la experiencia adversa con cicatrices y salir muy fortalecido(a).
Las personas con resilencia sienten que pueden controlar o influir sobre sus experiencias, también son hábiles para involucrarse profundamente o comprometerse en actividades y se anticipan al cambio como un desafío hacia nuevos desarrollos.
Resiliencia Familia: es conocida como la habilidad de una familia de resistir, rebotar de crisis y problemas persistentes. Es así, como se fortalece a la familia como una unidad funcional, que es capaz de promover la resiliencia de cada uno de sus miembros.
Las personas que son o pueden llegar a ser resilentes, son capaces de conocer sus habilidades, porque han tenido a lo largo de la vida oportunidades de enfrentar desafíos y de salir exitosos. También se les ha protegido, pero no sobreprotegido. Además, han tenido o encontrado adultos como modelos que los han apoyado con cariño, incondicionalmente y cuando lo han requerido. Por ello, su autoestima es sólida y buena.
Los pilares de la resilencia son:
- Introspección: arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta.
- Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas: capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.
- Humor: encontrar lo cómico en la propia tragedia.
- Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden.
- Capacidad de relacionarse: habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
- Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes.
- Moralidad: consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores.
- Autoestima conciente: es base de los demás pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte del adulto significativo.
CARACTERÍSTICAS DE PERSONAS RESILENTES
¿SOY RESILIENTE?
- Cuando sufro una derrota examino mis limitaciones para que no vuelva a suceder.
- Cuando tengo un problema serio, lucho.
- Cuando tengo éxito, siento que comparto el mérito con todos los que participaron conmigo.
- Cuando vienen cambios los veo como un desafío interesante.
- Si me piden ayuda es porque cuentan conmigo.
- Yo me encuentro optimista.
- Actúo de acuerdo a lo que constituyen mis metas.
- Veo la vida llena de sentido.
- La Mayor parte del tiempo estoy en control de mi vida.
- Cuando enfrento desafíos nuevos, espero el mejor momento para actuar.
- Mis fortalezas, cuando estoy en dificultades, son mis recursos internos y mi experiencia.
- Para enfrentar un problema me aproximo metódicamente.
- Cuando resuelvo el problema guardo mi experiencia y lo olvido.
FUENTE:
- Macarena Valdés, Enfermera UCH
- http://www.iin.oea.org
- Caritas Argentina (http://www.caritas.org.ar/reflexiones.htm)
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